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Autorretrato de Van Gogh (venamimundo) |
A las pocas semanas que habíamos tomado la administración del Hotel Quito, en el 2004, mi hija Valentina me recomienda mucho a una amiga suya, de origen español, que tenía unas propuestas comerciales interesantes que hacerme. Así es que nos reunimos a desayunar. Ella llegó con dos chicas más que parecían ser sus socias en esta empresa. Habló... habló bastante, con acento de autoridad. Yo escuchaba. Pero cuando finalmente me propuso traer la oreja de Van Gogh, le quedé viendo con una cara de sorpresa, de no entender nada, sin saber qué contestar... ¿Dónde la íbamos a exhibir? ¿Quién haría los mil trámites? ¿Le interesaba a Quito, y al hotel específicamente, esta exhibición bizarra?
¡Ya, ya... Dejen de reirse! Se trataba del grupo de rock La Oreja de Van Gogh, que yo no sabía que existía... Y que solo me enteré del fiasco semanas más tarde. Habré dado, en la duda, respuestas ambiguas, digo yo.
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