viernes, 26 de diciembre de 2014

El tranvía de Lisboa

Con mi esposa Lucy, un día que nos demarcamos de los Goyos, tomamos el tranvía en la Plaza del Sol, y nos fuimos hasta el final, en búsqueda del Bar Brasil, en el que Pessoa pasó tantas tardes. Éramos, a esas alturas, los únicos pasajeros.
--¿Cuánto es vea señor?, en 'perfecto' portugués, al conductor.
¡Bueno, todo lo que nos dijo! Nos hizo pasar por encima del torno, pues ya no había manera de cobrarnos. Nos habíamos colado sin saberlo. Cuando vayan a Lisboa y tomen el tranvía, paguen al subirse... Perdón, compren el boleto antes de subirse.

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